Susana es una mujer de 45 años, tiene un cargo de responsabilidad en una entidad bancaria, está casada y tiene dos niños de 2 y 6 años. Acude a la consulta porque en vacaciones jugando con sus niños en la piscina, comenzó a tener un dolor muy fuerte en el cuello, el brazo, la espalda y la mano izquierda. Le diagnostican una hernia cervical.
Nos cuenta que sentía el dolor como si fueran calambres a lo largo del brazo izquierdo hasta la mano, también tenía un dolor punzante en la espalda y sensación de hormigueo en los 3 primeros dedos. Además, cuando cogía algún objeto con ese brazo notaba que no tenía fuerza.
Su dolor era tan incapacitante que después de unas horas sin poder moverse de la cama, decide ir al médico de Urgencias.
Allí, le prescriben medicación para aliviar momentáneamente su dolor y le mandan pruebas diagnósticas para ver si existe lesión de la columna cervical. Efectivamente, Susana tiene una hernia cervical entre los niveles vertebrales C6-C7.
A nivel óseo nuestra columna está formada por un conjunto de vértebras unidas entre sí por discos intervertebrales cuya función es repartir, amortiguar las cargas y permitir el movimiento entre las vértebras.
Cuando estas cargas están mal distribuidas (posturas incorrectas, estrés, golpes o adaptaciones de otras lesiones), la estructura de los discos pierde sus propiedades elásticas y sólo se necesita un mal gesto para que terminen rompiéndose. Dentro de cada disco existe una sustancia de tipo gelatinosa, llamada núcleo pulposo que proporciona consistencia y amortiguación a la columna vertebral, cuando las fibras del disco se rompen esta sustancia se desplaza al exterior y entra en contacto con la raíz nerviosa que está situada en ese mismo nivel.
El contacto del núcleo pulposo con la raíz nerviosa, produce una serie de reacciones inflamatorias que dan lugar a alteraciones en la conducción del nervio, dando síntomas como calambres, quemazón y hormigueo.
Cada raíz nerviosa da información sensitiva y motora a una zona del cuerpo. En el caso de Susana, la raíz que está situada entre la vértebra cervical 6 y la vértebra cervical 7 (nivel C6-C7) da información sensitiva a la parte central y mas externa del brazo, llegando hasta el pulgar y el dedo medio. Cuando la conducción de este nervio está alterada, se produce un dolor punzante con sensación de quemazón y hormigueo a lo largo de su recorrido.
Gracias a la medicación y al paso de los días el proceso inflamatorio ha remitido ligeramente, los síntomas siguen presentes, pero ahora son más llevaderos. Susana decide ir a visitar a su traumatólogo. El Doctor, después de valorar su historia y ver las pruebas diagnósticas, decide prescribir rehabilitación durante un mes y en el caso de no haber mejoría de los síntomas propone la operación quirúrgica. Los últimos estudios sobre los procesos de hernias discales en la zona cervical, concluyen que en el 90% de los casos las hernias desaparecen aplicando tratamiento conservador entre 2 y 6 meses.
En la mayoría de los pacientes con hernias cervicales, la fisioterapia y la osteopatía ayudan a su recuperación y se reduce el tiempo de incapacidad. Cuando el tratamiento no consigue paliar los síntomas y se decide realizar la operación quirúrgica, el tratamiento realizado anteriormente también facilita la recuperación postquirúrgica.
Susana decide empezar con sesiones de rehabilitación. En las 4 primeras sesiones comenzamos:
- Relajando la musculatura que se ha visto afectada directamente por el proceso inflamatorio e indirectamente por las posturas mantenidas para aliviar el dolor.
- Valorando la movilidad de toda la columna vertebral. Como hemos dicho anteriormente la rotura del disco es consecuencia de una mala distribución de las cargas en las vértebras, con las técnicas de manipulación y movilización vertebral conseguimos equilibrar las cargas y quitar “presión” a la zona afectada, en este caso la zona cervical baja.
- Tratando las tensiones que comunican la zona cervical con el diafragma. Estas tensiones mantienen al cuerpo en una postura incorrecta y muy lesiva para la hernia cervical. Relajar la zona permite dar movilidad a la columna y ayuda a conseguir un buen equilibrio postural.
- Tratando el nervio afectado por la hernia. Para ello, utilizamos técnicas neurodinámicas, estas técnicas van dirigidas a recuperar la función del nervio y reducir los dolores que se desplazaban por el brazo.
Después de un mes de tratamiento, Susana se encuentra mejor, los dolores en el brazo han remitido, pero aun sigue teniendo un dolor puntual en la zona cervical baja.
Las siguientes sesiones tienen como objetivo reducir el dolor puntual, recuperar la movilidad cervical y corregir la postura.
- Tratamos los músculos y los tejidos que se encuentran en la parte más profunda del cuello. Estos músculos mantienen la columna cervical rectificada. Quitar tensión a este nivel permite a Susana poder mover el cuello con libertad.
- Realizamos tracciones suaves desde la cabeza para dar espacio a los discos vertebrales y quitar presión a la zona herniada.
- Realizamos ejercicios suaves y controlados de las cervicales, de esta forma también ayudamos a recuperar movilidad y reducir el dolor.
- Trabajamos la corrección de su postura para tener un buen equilibrio corporal. Han pasado 10 semanas, el dolor de Susana ha remitido y puede realizar sus actividades diarias con normalidad.
Cada cierto tiempo, acude a la consulta para quitar tensiones acumuladas a lo largo de los meses debido a su ritmo de trabajo y vida familiar. De esta forma evitamos que su hernia vuelva a dar síntomas.
Bibliografía:
“Rahimizadeh, Abolfazl & Hassani, Valiollah & Asgari, Naser. (2018). Spontaneous Regression of the Sequestrated Cervical Discs A Prospective Study of 70 Case. Journal of Spine & Neurosurgery. 07. 10.4172/2325-9701.1000292.”
“Rahimizadeh, Abolfazl & Hamidifard, Mahdi & Rahimizadeh, Shaghayegh. (2013). Spontaneous Regression of the Sequestrated Cervical Discs: A Prospective Study of 26 Cases and Review of the Literature. World Spinal Column Journal. 4. 032-041.”
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